domingo, 9 de febrero de 2014

TIEMPO DE TRANSICIÓN DIDÁCTICA - INED21

La utilización adecuada del tiempo, en sus diferentes modalidades, es un concepto que la investigación educativa tiene asentado (J.Santrock). Esta experiencia común en las aulas está muy descuidada, seguramente porque en los procesos de formación y evaluación no se da formalmente, o su tratamiento es muy superficial y voluntarista. Lo repetimos: la voluntad por sí sola no sabrá manejar muchas situaciones de aula, si no ha recibido una preparación adecuada. La idea que podemos afirmar es la siguiente: minimizar los tiempos de transición entre actividades en el aula, es un criterio para mejorar nuestro control y gestión de aula. Vamos a establecer tres pautas que, concretamente, pueden aplicarse para que ese concepto sea efectivo en nuestra práctica docente.
Primera pauta: establece un protocolo de acciones que los alumnos repitan entre una actividad y otra. Esto ayudará a que esas transiciones, tantas veces difíciles, tengan una planificación que todo alumno pueda seguir sin interrumpir esa transición. No hacerlo, implica lo que la experiencia nos dice: preguntas desorientadoras, interrupciones entre ellos y respecto al grupo, o esos caos espontáneos que, muchas veces, rompen totalmente una buena dinámica de clase. No se trata de negar la espontaneidad, es algo más sencillo: estructurar un tiempo didácticamente.
Segunda pauta: adelanta el qué y el cómo de la siguiente actividad para que los alumnos tengan una línea didáctica que seguir. De nada sirve hacer una transición, si no sabemos qué hay que hacer después. Esta laguna es muy común en nuestras aulas, por la experiencia desde INED21. Como dice J.Kounin, mantener el flujo de actividad es vital para que la clase evite romper una dinámica adecuada. Dicho de otro modo: un alumno inmerso en una actividad de aprendizaje, es un alumno que no produce problemas de control en clase. Un ejemplo donde la investigación confirma el sentido común.
Tercera pauta: transforma el tiempo inicial de clase, en un tiempo de organización de esa clase. Cuántas veces nos encontramos con maestros o profesores que han desperdiciado ese tiempo crucial en asuntos irrelevantes o arbitrarios que, en perspectiva, nada añaden a esa organización adecuada. ¿Por qué esta pauta? Tres ventajas didácticas. Primera: de esta manera, el grupo tendrá una visión de lo que ha de hacer y de cómo hacerlo. Segunda: no tendremos posteriormente que interrumpir ningún tiempo de actividad. Tercera: resolvemos de antemano cualquier duda o pregunta que puedan surgir o, en su defecto, las más importantes casi siempre. Es importante comprender y aplicar esta afirmación: no hay tiempo escolar que no pueda transformarse didácticamente. Olvidar que todo tiempo escolar es un tiempo de aprendizaje, es limitar nuestra capacidad de influencia, tanto a nivel individual como de grupo. Muchas veces se hace, consciente o no.
Todo lo anterior ha de trabajarse en diferentes situaciones de aula y bajo una evaluación individual y contextualizada. Un detalle de la observación en las evaluaciones: la inercia, muchas veces, es el enemigo de una buena práctica. El desconocimiento o la repetición sin reflexión, no pueden ser argumentos para no mejorar. El concepto de tiempo de transición es una buena muestra de esa didáctica del tiempo que, desgraciadamente, está tan descuidada en nuestra tradición pedagógica: hay muchos tipos de tiempos y posibilidades didácticas que no atendemos en la práctica diaria. Nuestro proyecto INED21 apuesta por esa formación realista y contextual, basada en la investigación internacional y retroalimentada por una reflexión/práctica guiada. Si observamos lo que nos rodea en los procesos de selección, formación y actualización docentes, no va en esa dirección. Cambiar es posible, pero no vale cualquier cambio para que los objetivos se cumplan. Los sistemas educativos y los centros que mejoran a sus docentes, saben que un buen docente se forma y retroalimenta, no es sólo voluntarismo.

Fuente: ined21.com